Por Miguel Jara
Nos encantan
los teléfonos móviles pero emiten radiaciones electromagnéticas y
hoy estamos más radiados de lo que pensamos. ¿Por qué? Porque las
compañías que venden los terminales han ocultado de manera
sistemática que sus emisiones son mucho mayores de lo que marcan las
leyes hechas para proteger la salud pública.
Así lo ha descubierto y lo advierte el
médico francés Marc Arazi. Este profesional sanitario destapó en
2016 el llamado PhoneGate -el fraude de los fabricantes de móviles a la hora de certificar la tasa de radiación de sus modelos en cabeza
y cuerpo (SAR), que en Europa es de 2.0 Watios por kilogramo (W/Kg)
de peso.
Arazi ha venido a España a la jornada
informativa “5 G y salud en la sociedad de la información”,
celebrada en la Asociación de la Prensa de Madrid y organizada por
la asociación de pacientes EQSDS (Electro y Químico Sensibles por
el derecho a la salud). Y ¿qué es lo que cuenta este galeno? En sus
palabras:
6.000 millones de usuarios de móviles han sido engañados por los fabricantes de móviles” al haber estado expuestos a una radiación “más de 20 veces por encima del umbral reglamentario”.
Por ello, tras dos años de trabajo de
PhoneGate Alert -la asociación creada para liderar esta causa- ha
conseguido que en Francia se empiecen a retirar móviles del mercado
y que otros actualicen su SAR aunque advirtió que no pasarán por
ningún control los móviles de segunda mano ni otros dispostivos
como las tabletas y los PC.
Pero Arazi pretende ir más allá
haciendo que la misma retirada de móviles se haga en otros países
(lo cual afectará a 250 modelos) y seguir con las acciones legales
internacionales contra los empresarios implicados ya que asegura que
el PhoneGate será diez veces más importante que el DieselGate. Los efectos de los campos electromagnéticos en las personas son conocidos y veraces pero no hay controversia cuando hablamos de salud y telefonía móvil”, afirmó Arazi que ha conseguido que el gobierno francés publique los informes con las pruebas de los controles de radiación de los teléfonos.
Además, este médico preocupado por la
salud de la pública ha impulsado una nueva norma que mide la
radiación en la piel a 0 milímetros de la misma, en vez de cómo se
hacía con la anterior normativa que situaba los medidores a entre
cinco y 20 centímetros de distancia, al inadecuado para el uso real
de un teléfono por motivos obvios, lo pegamos a nuestra oreja y
prácticamente al cerebro mientras hablamos por él.
El problema que se avecina ahora es el
despliegue del 5G que significa más potencia de emisión de las
antenas para abarcar más datos de los terminales. Mientras que los
científicos independientes piden que se reduzcan las tasas de radiación a 0,1 mW cm₂, la red 5G superará con creces esos
valores, advierte Ceferino Maestu, director del Laboratorio de
Bioelectromagnetismo de la Universidad Politécnica de Madrid.
Puede parecer ciencia ficción pero no
lo es. La existencia de hipersensibles nos adelanta lo que puede ser una epidemia a medio plazo pues todos somos susceptibles de padecer
el problema. Pero la información no llega a la sociedad por su
escasa presencia en los medios y porque, para abordar un problema,
primero hay que reconocer que existe. Pero uno de los impedimentos es
la poderosa industria que hay detrás”, abundó durante la
conferencia Minerva Palomar, presidenta de EQSDS.
Esta vulnerabilidad a los campos
electromagnéticos también la determina nuestra naturaleza
electrosensible y el hecho de que evolutivamente no estamos adaptados
a convivir con tal magnitud de campos artificiales. Estos afectan a
la glándula pineal y su producción de melatonina.
Esta hormona es responsable de mantener
el reloj biológico central en hora para que los ritmos circadianos y
todas las funciones de nuestro organismo trabajen en sincronía. Pero
también es un gran protector antitumoral, según aportó en una
ponencia el doctor Darío Acuña, catedrático en fisiología de la
Universidad de Granada.
Bernardo Hernández Bataller, Impulsor
del Dictamen aprobado por el CESE (Comité Económico y Social
Europeo) sobre hipersensibilidad electromagnética en 2014, expuso el
proyecto que, por conflictos de interés nunca vio la luz. Este
dictamen habría sido pionero en favorecer el reconocimiento de los
derechos de las personas electrohipersensibles, su discapacidad
funcional, el acceso a ciertas prestaciones y las medidas para
prevenir el aumento de casos aplicando el principio de precaución en
el ámbito laboral:
No puede hacerse caja haciendo que las ciudades se vuelvan inalámbricas sin pensar en las consecuencias. Hoy los electrohipersensibles nos jugamos la vida porque es imposible estar en un lugar que te produce toda esta sintomatología: pérdida de memoria, dificultad para razonar, para hablar, pérdida de movilidad, de equilibrio, desorientación, dolor, problemas en el corazón… Por eso necesitamos tecnología verde, segura y biocompatible”, concluyó.
El pasado 1 de noviembre la comunidad
científica independiente hizo dos nuevos llamamientos (5G Space Appeal y The EMF Call) solicitando a la ONU, la OMS y los gobiernos
la moratoria de la 5G y el 5G espacial que repercutirán en la mayor
la exposición de las personas y el medioambiente.
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