martes, 17 de abril de 2012

Cannabis: más allá del autoconsumo, prevención y ciencia


Rasquera decidió ayer la cesión de unos terrenos municipales a la Asociación Barcelonesa Cannábica de Autoconsumo, en el marco del plan anticrisis que planteó el Ayuntamiento a sus vecinos.

Tres reflexiones nos genera esta valiente y polémica decisión, aparte de los temas legales, donde el informe jurídico, discutido en aspectos por la Fiscalía y el Delegado del Plan Nacional de Drogas entre otros, plantea que la situación actual de las leyes y la jurisprudencia en materia de cultivo y consumo de cannabis en España y la Unión Europea favorece el desarrollo de modelos de regularización y normalización de su uso lúdico y medicinal, en la tendencia actual hacia la normalización:

1. Aparte del componente económico para el pueblo y el del autoconsumo para los miembros de la asociación, el proyecto debe centrarse en aspectos de prevención, en investigaciones sobre el cannabis medicinal mediante ensayos clínicos en pacientes con cáncer de mama, esclerosis múltiple, fibromialgia…., así como en investigaciones de seguimiento de los consumidores del cannabis para valorar los efectos a medio y largo plazo en personas sanas, siempre con la aprobación de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

2. Tener en cuenta los riesgos del uso del cannabis: el riesgo que se asocia al consumo recreativo de cannabis es un tema objeto de polémica, sobre todo por los datos de consumo. Ante ello, hay que plantearse que si entre los patrones conductuales de la juventud existe una tendencia hacia lo prohibido, el hecho de liberalizar el empleo de estas sustancias en su finalidad recreativa podría provocar entre los jóvenes el efecto contrario y la pérdida del interés hacia este hábito, aunque no siempre es así como en el caso del alcohol. Además, el consumo de cannabis está claramente asociado con la inducción de síntomas psicóticos y, posiblemente, es un factor de riesgo de la esquizofrenia en personas con una vulnerabilidad genética o psicosocial, siendo necesarias medidas preventivas en los grupos de alto riesgo que son fundamentalmente los consumidores de grandes cantidades de cannabis y los que inician el consumo en la adolescencia, aparte de los efectos perjudiciales del humo del cannabis fumado. De todas formas, el consumo de cannabis no es causa ni suficiente ni necesaria para la esquizofrenia, a la vista de que la mayoría de consumidores no desarrollan la enfermedad y que la mayoría de pacientes esquizofrénicos no consumen cannabis.

3. Conocer y fomentar los beneficios de los efectos terapéuticos: en los últimos años se han presentado un gran número de evidencias científicas de los cannabinoides, en especial analgesia, disminución de la presión intraocular, efecto antiemético en vómitos inducidos por quimioterapia antineoplásica, la espasticidad y otros síntomas de la esclerosis múltiple, traumatismos medulares y alteraciones del movimiento. Además, algunas aportaciones recientes indican otros posibles usos de estas sustancias como neuroprotectores, antiasmáticos y anticonvulsivantes, incluso antineoplásicos.

Salud, ciencia, rigor y prevención (aunque solo una minoría de pacientes consumidores manifieste psicosis y sea pequeña la contribución como factor de riesgo de la esquizofrenia, hay que incidir en las medidas preventivas) deben ser los ejes de un proyecto del que aún no se ha escrito la última palabra. Beneficios sí, y riesgos también. Trabajemos para su uso adecuado, la investigación y la prevención.

Joan Carles March Cerdà es director del Área de Ciudadanía, Ética y Comunicación de la Escuela Andaluza de Salud Pública

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