Rasquera
decidió ayer la cesión de unos terrenos municipales a la Asociación
Barcelonesa Cannábica de Autoconsumo, en el marco del plan
anticrisis que planteó el Ayuntamiento a sus vecinos.
Tres reflexiones nos genera esta
valiente y polémica decisión, aparte de los temas legales, donde el
informe jurídico, discutido en aspectos por la Fiscalía y el
Delegado del Plan Nacional de Drogas entre otros, plantea que la
situación actual de las leyes y la jurisprudencia en materia de
cultivo y consumo de cannabis en España y la Unión Europea favorece
el desarrollo de modelos de regularización y normalización de su
uso lúdico y medicinal, en la tendencia actual hacia la
normalización:
1. Aparte del componente económico
para el pueblo y el del autoconsumo para los miembros de la
asociación, el proyecto debe centrarse en aspectos de prevención,
en investigaciones sobre el cannabis medicinal mediante ensayos
clínicos en pacientes con cáncer de mama, esclerosis múltiple,
fibromialgia…., así como en investigaciones de seguimiento de los
consumidores del cannabis para valorar los efectos a medio y largo
plazo en personas sanas, siempre con la aprobación de la Agencia
Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
2. Tener en cuenta los riesgos del uso
del cannabis: el riesgo que se asocia al consumo recreativo de
cannabis es un tema objeto de polémica, sobre todo por los datos de
consumo. Ante ello, hay que plantearse que si entre los patrones
conductuales de la juventud existe una tendencia hacia lo prohibido,
el hecho de liberalizar el empleo de estas sustancias en su finalidad
recreativa podría provocar entre los jóvenes el efecto contrario y
la pérdida del interés hacia este hábito, aunque no siempre es así
como en el caso del alcohol. Además, el consumo de cannabis está
claramente asociado con la inducción de síntomas psicóticos y,
posiblemente, es un factor de riesgo de la esquizofrenia en personas
con una vulnerabilidad genética o psicosocial, siendo necesarias
medidas preventivas en los grupos de alto riesgo que son
fundamentalmente los consumidores de grandes cantidades de cannabis y
los que inician el consumo en la adolescencia, aparte de los efectos
perjudiciales del humo del cannabis fumado. De todas formas, el
consumo de cannabis no es causa ni suficiente ni necesaria para la
esquizofrenia, a la vista de que la mayoría de consumidores no
desarrollan la enfermedad y que la mayoría de pacientes
esquizofrénicos no consumen cannabis.
3. Conocer y fomentar los beneficios de
los efectos terapéuticos: en los últimos años se han presentado un
gran número de evidencias científicas de los cannabinoides, en
especial analgesia, disminución de la presión intraocular, efecto
antiemético en vómitos inducidos por quimioterapia antineoplásica,
la espasticidad y otros síntomas de la esclerosis múltiple,
traumatismos medulares y alteraciones del movimiento. Además,
algunas aportaciones recientes indican otros posibles usos de estas
sustancias como neuroprotectores, antiasmáticos y
anticonvulsivantes, incluso antineoplásicos.
Salud,
ciencia, rigor y prevención (aunque solo una minoría de pacientes
consumidores manifieste psicosis y sea pequeña la contribución como
factor de riesgo de la esquizofrenia, hay que incidir en las medidas
preventivas) deben ser los ejes de un proyecto del que aún no se ha
escrito la última palabra.
Beneficios
sí, y riesgos también. Trabajemos para su uso adecuado, la
investigación y la prevención.
Joan
Carles March Cerdà es
director del Área de Ciudadanía, Ética y Comunicación de la
Escuela Andaluza de Salud Pública
No hay comentarios:
Publicar un comentario